En la época de la conquista española, la corona había ordenado que a los nativos de américa se les enseñara el idioma español. Esto requería de cientos de escuelas rurales y de aldea, que eran imposibles crear. Fue entonces cuando, el Fray Francisco Ximénez se motivó a aprender quiché para evangelizar a los indios en Guatemala en su propio idioma.
El Fray Ximénez es conocido por la traducción del Popol Vuh, pero ¿qué cosas adicionales conoces de él? Quédate con nosotros para que te enteres de más de este interesante personaje de la época de la colonización española.
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Biografía de Fray Francisco Ximénez
El Fray Francisco Ximénez, cuyo nombre original era Gonzalo Ximénez de Cisneros, nació en 1436 del matrimonio entre Alfonso Jiménez y María de la Torre en una familia pobre de hidalgos. Falleció el 8 de noviembre de 1517 en Roa (España), un prelado reformador religioso.
Estudió en la Universidad de Salamanca y, después de recibir las órdenes sagradas, pasó varios años en Roma (1459-1466). Se dice que no le agradaban los humanistas de la corte Papal, aunque quedó impresionado por sus conocimientos.
En 1484 Ximénez abandonó el cargo y su brillante carrera para convertirse en monje en el monasterio franciscano de San Juan de los Reyes, Toledo. Ahí adoptó el nombre de Fray (hermano) Francisco.
En 1507 se convirtió en cardenal y gran inquisidor de España. Durante su vida pública buscó la conversión forzada de los moros españoles y promovió las cruzadas para conquistar el norte de África.
Cuando el Rey Carlos I tocó suelo español por primera vez, Ximénez recibió una carta del Rey quien agradeciéndole con bastante frialdad sus fieles servicios. En ella también lo dejaba libre para retirarse a su propia diócesis.
Amargado por la forma en que el nuevo soberano lo había destituido del poder, Ximénez murió en Roa el 8 de noviembre de 1517. El funeral se celebró con todos los honores en la Catedral de San Giusto de Alcalá de Henares, donde fue enterrado.
Trayectoria Profesional
En 1449 se fue a Roma para trabajar como abogado consistorial. Durante este período atrajo la atención del Papa Pío II sobre sí mismo. Regresó a España en 1465, con motivo de la muerte de su padre, para administrar el patrimonio familiar.
Sin embargo, Ximénez también traía consigo una ordenanza pontificia que le asignaba la posesión del primer beneficio, específicamente, del cargo vacante de arcipreste en Uceda. Sin embargo, el arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo de Acuña, se negó a aceptar las directrices pues quería ese beneficio para un familiar.
Cuando Ximénez insistió en obtener lo que le correspondía, fue inmediatamente encarcelado, primero en Uceda y luego en las mazmorras de la fortaleza de Santorcaz. Durante seis años Cisneros siguió resistiendo, a pesar de que se le concedía la libertad si renunciaba al reclamo.
Sin embargo, en el año 1480 Carrillo cedió inesperadamente a la fuerza de voluntad del preso, otorgándole finalmente un beneficio. Ximénez lo cambió casi de inmediato con el cargo de capellán mayor de la catedral de Sigüenza. En ese cargo, Ximénez estaba al servicio del cardenal Pedro González de Mendoza, obispo de la ciudad, quien lo nombró Vicario General de la Diócesis.
Sus Obras
Nuestro Fray, de vocación lingüística, llegó a comprender el idioma quiché mejor que nadie. Tanto que escribió tres tomos en folio, titulado Tesoro de las Lenguas Cacchiquel, Quiché, y Tzutuhil. En este trabajo Ximénez hizo un profundo estudio de la estructura de la lengua quiché.
También desarrolló un volumen titulado Arte de las tres lenguas, el cual también tiene un confesionario y un catecismo de indios escrito en los tres idiomas. Pero quizás su trabajo más importante fue la traducción del valioso Manuscrito de Chichicastenango. Redactado en dos columnas paralelas (una en lengua Quiché y la otra en su traducción al español) con notable pulcritud y cuidado.
El Manuscrito de Chichicastenango no es otro que el famoso Popol Vuh. Ximénez tuvo acceso a la única copia antigua que se sabe que ha sobrevivido de este documento de mediados del siglo XVI. Esta traducción es la primera que hizo Ximénez, y también fue la primera que se publicó, cuando se imprimió en Viena, en 1857, bajo los auspicios de la Academia de Ciencias imperial.
La Universidad de Alcalá de Henares
Ximénez sabía que la reforma de la moral y el trabajo pastoral del clero no podría ser eficaz sin una reforma intelectual paralela de la iglesia. Así comenzó a planificar la fundación de una nueva universidad en Alcalá de Henares en 1498, que inauguró en el año 1508. Hoy en día la Universidad se conoce como La Universidad Complutense de Madrid.
Además de las habituales cátedras de teología tomista, Ximénez también estableció cátedras de teología escotista y nominalista, así como de lenguas orientales. Ello atrajo a algunos de los mejores eruditos contemporáneos a Alcalá (aunque Erasmo rechazó su invitación).
Estos eruditos cooperaron en la producción de la famosa Biblia Complutense Políglota (terminada en 1517 y publicada c. 1522). A la muerte de Fernando Ximénez volvió a ser regente de Castilla. Los viejos antagonismos entre la nobleza y las ciudades y entre los castellanos y los aragoneses estallaron de nuevo
Vida Religiosa del Fray Francisco Ximénez
El Papa Pablo II le entregó una “carta expectante” por el primer beneficio vacante en la arquidiócesis de Toledo. El arzobispo Alfonso de Carillo se negó a aceptar la carta y en 1473, cuando Ximénez insistió en sus derechos, lo encarceló.
Rechazando la liberación a precio de renunciar a sus pretensiones, Ximénez permaneció en prisión hasta 1479, cuando Carrillo cedió. En 1482 el Cardenal Pedro González de Mendoza, impresionado por la fuerza de carácter de Ximénez, lo nombró Vicario General del Obispado de Sigüenza.
En 1492, por recomendación de Mendoza, Isabel I La Católica de Castilla lo nombró confesor. A partir de entonces, su influencia creció rápidamente. En 1495 el Fray Francisco Ximénez sucedió a Mendoza como arzobispo de Toledo.
Este cargo le dio a Ximénez la oportunidad de iniciar la reforma del clero español. En los sínodos de Alcalá y Talavera promulgó órdenes como que el clero debía abandonar la práctica del concubinato y residir en sus parroquias. Además de acudir a confesiones frecuentes, predicar y explicar el evangelio a sus feligreses todos los domingos.
Publicó un simple catecismo con los decretos. Los monjes, primeros los de la propia orden de los franciscanos y luego de las otras órdenes, se les exigió que observaran sus reglas tradicionales. Los eclesiásticos aristocráticos resintieron esta interferencia en su estilo de vida y apelaron a la reina.
A raíz de los decretos, 400 monjes de Andalucía huyeron al norte de África con sus «esposas» y se hicieron musulmanes. Pero gradualmente las reformas se hicieron efectivas, al menos en las órdenes monásticas.
Ximénez pasó los últimos años del reinado de Isabel principalmente en su corte como su principal consejero religioso y político. Tras la muerte de la reina en 1504, apoyó las afirmaciones de Fernando II de Aragón, El Católico, contra su yerno Felipe de Borgoña. Sin embargo, ayudó a mediar el Acuerdo de Salamanca que dejó a Felipe como rey de Castilla.
Era de Fernando II
A la muerte de Felipe en el año 1506, Ximénez estableció un gobierno de regencia para Fernando II que estaba en Nápoles en ese momento. Detuvo las intrigas de un grupo de altos nobles que querían ceder la regencia al emperador Maximiliano I del Sacro Imperio Romano Germánico.
Fernando II lo nombró gran inquisidor y obtuvo para él el sombrero de cardenal en 1507. Como gran inquisidor, Ximénez insistió en que los inquisidores observaran estrictamente las reglas inquisitoriales, pero también extendió la autoridad del Consejo Supremo de la República.
Ximénez fue el espíritu rector de las campañas españolas en el norte de África desde el año 1505 hasta 1510. Pero debido a un mayor interés en Italia, Fernando II se contentó con la captura de Orán y otros puertos. Negándose a apoyar el plan de Ximénez de una cruzada para conquistar todo el norte de África.
Traducción del Popol Vuh
El Popol Vuh es considerado un tesoro etnohistórico. Su narrativa se ha leído exclusivamente como un texto independiente y autónomo que indaga una historia muy alejada de cuando en realidad se creó. Por lo cual, tanto el contexto colonial del texto y el papel central del fraile como transcriptor y traductor se ha minimizado.
Popol Vuh es el nombre que se le da al mito de la creación maya quiché del siglo XVI de las tierras altas de Guatemala. Esta narrativa es uno de los textos indígenas más estudiados de Mesoamérica debido a su contenido indígena prehispánico auténtico, prístino y reputado.
Esta “Biblia maya”, como se le ha dado a conocer, ha llegado a una amplia audiencia debido a su traducción en más de quince idiomas. También tiene una película animada proyectada en instituciones educativas de varios niveles, y a menudo se incluye en los cursos básicos de la universidad.
En 1971, el Popol Vuh fue nombrado “Libro Nacional” por el gobierno de Guatemala, convirtiéndolo en parte del patrimonio indígena autóctono del gobierno. Además, su contexto mitológico ha influido profundamente en la mayoría de la literatura guatemalteca.
En la arena política, el Popol Vuh se ha utilizado en la revitalización de la cultura maya y para el renacimiento del «movimiento maya». Un proceso mediante el cual el pueblo maya intenta recuperar espacio político y el derecho a la existencia cultural y espiritual en la sociedad guatemalteca.
Hay suficientes indicios que sugieren que el principal objetivo de los autores nativos era preservar su tradición cultural-oral frente a la amenaza de la evangelización. Estos autores eran la nueva generación de nativos cristianizados, que transpusieron la narrativa basada en un texto precolonial al idioma quiché utilizando la escritura latina.
Estudios de Fray Francisco Ximénez
El Fray Francisco Ximénez en sus esfuerzos por lograr la comunicación con los indígenas en su propio idioma, escribió una excelente gramática del idioma quiché. Así como también varios tratados religiosos en los tres principales dialectos de Guatemala.
Su preferencia estaba en el idioma quiché, pues para él estaba lejos de ser una lengua bárbara. Decía Ximénez: el Quiché es ordenado, armonioso y exacto, y de carácter tan consistente con la naturaleza y propiedades de las cosas. Con ello se convenció de que «esta lengua es la principal del mundo».
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