El significado de Fray Andrés de Urdaneta en la historia de la geografía pasa por comprender el problema de la Ruta de las Indias. El descubrimiento de una ruta de regreso a España creó una competición entre los Estados Europeos durante los siglos XV y XVI.
Muchos navegantes españoles, portugueses, italianos, holandeses e ingleses emprendieron una carrera a través de los océanos para llegar a las islas de las Especies. Es aquí donde Fray Andrés de Urdaneta toma importancia. Quédate con nosotros para que conozcas más de este personaje y su descubrimiento.
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Tabla de Contenidos
- 1 Biografía de Fray Andrés de Urdaneta
- 2 Los Preparativos de la Expedición de Legazpi
- 3 Papel de Andrés de Urdaneta en la Expedición de Fray García Jofre de Loaísa
- 4 Descripción de los Indígenas de las Molucas
- 5 Dificultades de Fray Andrés de Urdaneta
- 6 Fray Andrés de Urdaneta en la Expedición de Miguel López de Legazpi
Biografía de Fray Andrés de Urdaneta
El Fray Andrés de Urdaneta nació en 1498 en Villafranca de Oria, Guipúzcoa-España y fallecido el 3 de junio de 1568 en Ciudad de México. Fue un importante navegante que descubrió una ruta a través del Pacífico, que hizo posible la colonización de Filipinas y el comercio transpacífico.
Comenzó estudiado latín y filosofía, pero al quedar huérfano resolvió dedicarse a la vida militar y en las guerras italianas obtuvo el grado de capitán. A su regreso a España emprendió el estudio de las matemáticas y la astronomía, lo que le dio una inclinación por la vida marinera. Ello le permitió acompañar a Jofre de Loaísa en una expedición a las Islas Molucas en 1525.
En 1559, Felipe II designó al Fray Andrés de Urdaneta comandante de una expedición para la conquista y colonización de las Islas Filipinas. Sin embargo, en 1564, el Virrey D. Luis de Velasco aun tenía ese asunto pendiente cuando le llegó la muerte.
Fray Andrés de Urdaneta era considerado un gran navegante, especialmente apto para navegar en aguas indias. Felipe II le escribió instándolo a unirse a la expedición y ofreciéndole nuevamente el mando. El Fray accedió a acompañar a la expedición, pero se negó a tomar el mando. Es cuando Felipe II nombra a Don Miguel López de Legazpi, comandante.
De México fue a Europa para hacer un informe sobre la expedición y regresó a Nueva España con la intención de continuar hacia Filipinas. Sin embargo, disuadido por sus amigos se dedicó a escribir dos relatos de sus viajes. El que cuenta la expedición a Loaísa se publicó, mientras que el que se refiere al regreso se conserva manuscrito en los archivos de Indias.
Después de once años de servicio, regresó a Europa a través de Lisboa. Allí fue procesado por el Gobierno portugués por haber contado la historia de su viaje a las islas cuando pasó por Nueva España. Carlos V no le dio muy buena acogida, por lo que regresó a la Ciudad de México y entró en la Orden de los Agustinos.
Los Preparativos de la Expedición de Legazpi
Aunque Fernando de Magallanes había descubierto el archipiélago filipino en 1521, no se habían hecho asentamientos europeos allí. Por lo que Felipe II envió a Legazpi y al Fray Urdaneta a reclamarla en 1564.
La expedición estaba conformada por 5 naves, tres galeones y dos botes. La lideraba el galeón «Capitana», en el que iban Legazpi y al Fray Urdaneta. Los otros dos galeones eran «San Pablo» y «San Pedro» y los dos botes «San Juan» y «San Lucas».
La expedición zarpó el 21 de noviembre de 1564 desde Acapulco, llegando a Cebú, una de las islas del archipiélago, en abril de 1565. Allí Legazpi y Fray Urdaneta fundaron el primer asentamiento español.
Papel de Andrés de Urdaneta en la Expedición de Fray García Jofre de Loaísa
La expedición zarpa el 24 de julio de 1525 desde La Coruña, navega en un convoy como es habitual y sin incidentes hasta La Gomera. Llega el 2 de agosto, permaneciendo en este puerto hasta el 14 de este mes para afrontar provisiones y agua.
La expedición estaba compuesta por siete barcos: Santa María de la Victoria, Espíritu Santo, Anunciada, San Gabriel, Santa María del Parral, San Lesmes y Santiago. Jofre de Loaísa fue nombrado capitán junto con Juan Sebastián Elcano, quien había llegado a las islas de las Especias en 1521.
La flota nuevamente zarpó de La Coruña el 24 de julio de 1525 y llegó a las costas patagónicas en enero de 1526. Para entonces dos de los barcos habían perdido contacto con las flotas. En las siguientes semanas, la flota se reunió y dispersó alternativamente. Dos barcos naufragaron y uno virado en el Atlántico y abandonado de la expedición.
Finalmente, los cuatro barcos restantes, con mal tiempo, llegaron al Océano Pacífico en mayo, solo para ser nuevamente dispersados, esta vez permanentemente, por otra tormenta. Uno de los galeones, San Lesmes, desapareció. El Santiago navegó hacia el Norte y en una asombrosa navegación de 10.000km llegó a la costa del Pacífico de México en julio de 1526.
Logró así la primera navegación desde Europa hacia la costa occidental de América del Norte. El tercer barco, Santa María del Parral, navegó por el Pacífico y llegó a Célebes. El barco naufragó y los supervivientes fueron asesinados o esclavizados por los nativos. Cuatro de ellos fueron rescatados en 1528 por otra expedición española procedente de México.
En esa travesía, Juan Sebastián Elcano asignó a Fray Andrés de Urdaneta comandante de una misión de rescate de los náufragos del Espíritu Santo. Este galeón había naufragado el 21 de enero de 1526 en el Estrecho de Magallanes.
Elcano recogería a los expedicionarios y a los sobrevivientes en un puerto adentro en el Estrecho de Magallanes. Después de una dura búsqueda, el galeón Santa María de la Victoria, recogió a los expedicionarios y sobrevivientes el 5 de febrero de 1526.
El galeón Santa María de la Victoria fue el único barco que llegó a las Islas de las Especias en septiembre de 1526. Loaísa murió el 30 de julio de 1526, Elcano murió pocos días después, Alonso Salazar murió al cabo de un mes. Yñigez llegó a las islas de Visayas y Mindanao en Filipinas y las Molucas, pero murió de intoxicación alimentaria.
De la Torre ancló en Indonesia a la espera de ayuda y los sucesivos exploradores de la expedición murieron mientras cruzaban el Océano Pacífico. Solo Andrés de Urdaneta y otros 24 hombres sobrevivieron para aterrizar en las islas de las Especias.
Descripción de los Indígenas de las Molucas
Fray Andrés de Urdaneta describe a los indígenas de las islas Marianas como individuos untados con aceite de coco, de dientes ennegrecidos con zumo. Para luchar contra otras tribus indígenas, se armaban de palos, hondas y canillas de hombres que mataban en la guerra.
Estos indígenas adoraban las cabezas de sus predecesores (padres y abuelos), que desenterraban y mantenían en las casas para tributarles culto. Intercambiaban casi todas sus pertenencias por hierro o cualquier otro metal.
Por otra parte, la descripción que hace de los indígenas de la isla de Mindanao es que poseían armas más elaboradas que los anteriores. Estos indígenas tenían arcos, flechas y alfanjes de hierro, de azagayas, dagas y paveses. Sólo tenían la mitad superior del cuerpo desnudo, pues la otra mitad la vestían con ropas de algodón, de seda y raso.
Tenían estatura media, de cabellos largos recogidos y de costumbres en extremo corrompidas que no permitían contemplación con otras tribus. Algunas de sus embarcaciones eran muy en comparación con las de las otras islas.
Dificultades de Fray Andrés de Urdaneta
El prestigio que el Fray Andrés de Urdaneta adquiría no solo entre sus superiores, sino también entre los indígenas, le hizo pasar momentos difíciles. Algunos de ellos, pudieron acabar con su vida. Uno de los momentos más peligrosos ocurrió el 27 de marzo de 1527 cuando se encontraba luchando contra los portugueses.
En un enfrentamiento frente al puerto de Tidore, el Fray Andrés de Urdaneta hace huir a los portugueses después de una larga lucha. En ese momento decide ir tras de ellos y después de recorrer cuatro millas y media, se dio cuenta de que no podía alcanzarlos. Detiene su nave y realiza un disparo cuando estaban decididos a volver a Tidore.
Al hacerlo uno de los barriles de pólvora se prendió en fuego y provocó una horrorosa explosión. Como consecuencia varios soldados, entre ellos Urdaneta, salen heridos. Al sentirse abrasado por el fuego, Urdaneta se lanza al agua y cuando sale a flote su nave lo deja en huida de los portugueses.
Urdaneta comenzó a nadar acercándose a varias naves de Gilolo que se encontraban en las proximidades. Fue recogido por los indígenas de Gilolo y atendido por veinte días como consecuencia de las quemaduras. Este incidente le quemó el rostro dejándole una fea cicatriz para toda la vida.
Fray Andrés de Urdaneta en la Expedición de Miguel López de Legazpi
Conviene recordar que fue Andrés de Urdaneta quien recomendó a Miguel López de Legaspi como capitán general de la flota española que colonizaría Filipinas. Primo y amigo íntimo de Legaspi, Urdaneta fue quien asistió a los preparativos del viaje. Legaspi, entonces, no tenía conocimientos de navegación.
Al principio, Fray Andrés de Urdaneta pensó que el viaje tenía como objetivo encontrar la costa este de Nueva Guinea y establecer un asentamiento allí. Pero Legaspi recibió la orden secreta de encontrar Filipinas.
Fue en la expedición de Miguel López de Lagazpi que el Fray Urdaneta descubrió la ruta del “tornaviaje”, o ruta de regreso a España. Hay que recordar que todas las expediciones a Filipinas anteriores a Urdaneta fracasaron.
Después de pasar un tiempo en las islas, Legazpi decidió quedarse y envió a Urdaneta de regreso a Nueva España. Esta asignación tenía como propósito encontrar una mejor ruta de regreso y obtener ayuda de Nueva España, para la colonia filipina.
Salió de la isla de Cebú en julio de 1565 y se vio obligado a navegar hasta 36 grados de latitud norte para obtener vientos favorables. El propio Fray tuvo que asumir el mando, catorce de sus tripulantes murieron. Cuando el barco llegó al puerto de Acapulco el 3 de octubre de 1565, sólo Fray Andrés de Urdaneta y Felipe de Salcedo tuvieron fuerzas suficientes para echar las anclas.
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